Ganador - Categoría A
Ganador - Categoría B
Finalista - Categoría A
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Finalista - Categoría B
El sentimiento agridulce de premiar un concurso se hace más fuerte cuando se evalúa a tan jóvenes narradores; no solamente porque pareciera injusto premiar a tan pocos entre tantos, sino porque sus voces, de una en una, nos cuentan de sus mundos reales y de sus mundos soñados; de sus preocupaciones y de sus alegrías, de sus temores y de sus esperanzas. Se es testigo de excepción, se tiene un lugar privilegiado. En esta nueva generación, muy personalmente cada uno, los animales eran unos “otros yo” que vivieron hazañas increíbles y que, heroicos, fueron capaces de salvar a una Humanidad torpe y desesperada.
En conjunto se escuchan sus voces conscientes del valor de la vida en todas sus manifestaciones: les preocupa este mundo patas arriba y contaminado, les preocupan los animales que se extinguen, les preocupa la violencia de los seres humanos, les preocupa la tala de los árboles. Sueñan en cambio con mundos de paz y entendimiento, con asambleas de animales en donde el fuerte y el más débil ponen lo que saben y tiene para encontrar soluciones. Estos chicos entienden de estos asuntos, y algunos, con humor y hasta con una increíble ironía, le echan la culpa al monstruo, destructivo e irreflexivo, que vive en cada uno de nosotros.
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Ingenuos algunos, más suspicaces otros, los niños y las niñas imaginaron hipopótamos en el Amazonas y crearon un precioso bestiario de murciélagos- pájaro, tigres alados y ratones-duende. Con letra aún insegura, muchos repitieron argumentos alguna vez escuchados y dieron su versión libre. Otros, contaron la verdadera historia del perro callejero que mereció los honores del grupo de muchachos por haberlos salvado de un fantasma en un árbol. Hubo, claro, muchos pueblos y granjas de animales y aventuras infinitas que llevaron, por ejemplo, a un grupo de la fauna más variopinta, desde Inglaterra hasta El Polo Norte, unidos por lealtad y la amistad. Y también llegaron cuentos tristes de una desgarrada belleza que pedían por un poco de esperanza. No faltaron los amantes imposibles, los matrimonios disparatados y el nacimiento de una ternera contado por alguien que lo vivió con emoción y ojo atento, y que supo entregarnos esa misma emoción sencilla, labor del poeta.
Los animales hablaron, discutieron, nos juzgaron y nos dieron ejemplo. Los animales vivieron sus propias hazañas, peripecias embrolladas, y en no pocas de estas historias, esa vieja dupla del niño y el animal apareció en toda su intensa significación; el niño, la niña, encuentran en el animal algo sagrado y profundamente cercano: la mirada de un venado, un alacrán herido, superación y supervivencia, compasión y honda comprensión de lo sagrado natural, contado de manera abierta y clara.
Llegaron cuentos de todas partes de Medellín y de Antioquia: desde el Bagre hasta el barrio El Poblado; esta es una hermosa representación de lo que son, viven y sueñan los niños y las niñas de 8 a 13 años. Por tanto, además del placer de estas lecturas, del valor literario de muchas de ellas, este concurso constituye un valioso documento y un testimonio de los tiempos que corren, del presente y también del futuro, que a juzgar por este “fabulario”, está en buenas manos.
Niños de la ciudad y de los pueblos y del campo. Más allá del relato contado, en el papel aparecía el rastro de hombres y de mujeres que todos los días se empeñan por contar historias, por llevar libros a apartadas escuelas, por introducir la imaginación en quienes, tal vez lo tengan todo en un colegio privado, pero necesitan con urgencia adentrarse en otros mundos posibles, esos que nos salvan y también nos encuentran cuando se nos pierde el camino. Que sea este un buen motivo para agradecer tanta labor silenciosa, tanto empeño de los maestros y maestras que supieron orientar el trabajo de escritura de sus alumnos ofreciéndoles buenas lecturas, buenos momentos, horas que seguramente les dieron a los niños y a las niñas, felicidad.
No es en vano el esfuerzo por promover los concursos de escritura entre los niños y los jóvenes. Pero no podrá hacerse nada si estos ejercicios no parten de proporcionar buenas lecturas, bellos libros: una tarde, una mañana, una maestra cuenta un cuento con pasión y entusiasmo; su voz, pausada y clara, enciende sentidos y sensaciones como constelaciones en quienes la escuchan. Ese regalo crecerá en ellos, vivirá con ellos, sabrán a dónde dirigirse en las horas de soledad o de tedio. Abrirán la caja que nos donó, generosa, Pandora y sucederá la maravilla. Eso basta.
Un niño a solas con sus libros es, para mí, la verdadera imagen de una felicidad potencial, de algo que siempre está a punto de ser. Un niño, solitario y con talento, utilizará una historia o un poema maravilloso para crearse un compañero. Ese amigo invisible no es una fantasmagoría malsana, sino una mente que aprende a ejercitar todas sus facultades. Quizá es también ese momento misterioso en que nace un nuevo poeta, un nuevo narrador.
Harold Bloom,
Relatos y poemas para niños extremadamente inteligentes de todas las edades.
Claudia Ivonne Giraldo Gómez
Octubre de 2010
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En el corazón del bosque vivía un alacrán que reinaba, atraía a todos con su traje de color café, un día el alacrán decidió salir a caminar con su esposa Karo, se negó y decidió salir solo; cuando partió rumbo se encontró una lombriz pidió ayuda pero él se negó y siguió caminando, más adelante se encontró un castor, pidió ayuda porque su hijo se había quebrado una pata pero él se volvió a negar, más adelante se tropezó con una piedra y cayó en una cascada le pidió ayuda al castor que en el camino se encontró pero el castor muy orondo siguió nadando, el alacrán muy herido pidió ayuda a un sabio cuervo pero el cuervo no lo escuchó y tomó su vuelo, el alacrán siguió rodando y dio directo a su yakuzzi donde estaba su esposa Karo traicionándolo con Estiven el grillo, el alacrán muy herido y triste cogió la ropa de su esposa y la echó a la calle junto con Estiven.
Uno de sus criados llamó a Hugo el conejo, lo curó eso porque era el mejor médico del bosque le recetó mucha paciencia, el alacrán estuvo tirado en su cama acabándose de recuperar cuando cayó la tarde su esposa Karo fue y le pidió perdón al alacrán pero el alacrán no aceptó y pidió a sus criados que la sacaran. Después de muchos días el alacrán decidió salir a caminar pero no solo sino con uno de sus criados, cuando iba de paso vio una hermosa lagartija con un hermoso vestido rojo, el alacrán vivió muy feliz con su nueva esposa e hijos y nunca se volvió a saber…
…de Karo.
Había una vez un murciélago que no le gustaba la sangre. Era tan cómodo y un día vio un pájaro en una jaula, y vio que sus amos le ponían su alimento y el no tenía que hacer nada para conseguirlo, quiso convertirse en un pájaro doméstico y ser la mascota de un niño y no tener que hacer ningún esfuerzo en conseguir su alimento.
Empezó a levantarse muy temprano, para ir a algún parque para que un niño sintiera lástima y lo adoptara. Pero como los murciélagos son un poco feos ningún niño lo quería como mascota y no le hacían caso. Entonces decidió cambiarse de look y ser un poco más agradable con los niños y que lo pudieran adoptar. Con un poco de cartón y pasta diseñó un pico de pájaro. Capturó unas aves para quitarles las plumas y alas, las pegó a su cuerpo con pegamento. Y se compró un silbato de pájaro para tapar su horrible canto de murciélago.
Un día tuvo mucha suerte y un niño que tenía un problema en su vista lo recogió con un poco de lástima y no le importó su aspecto, un poco raro con sus plumas negras y un pico pequeño.
El murciélago entró feliz a su jaula en una casa muy cómoda donde se sintió el rey de los murciélagos, pero su dicha duró tanto como su hambre, cuando quiso comer algo en su plato no había ningún insecto, ni un mosquito sino mucho alpiste y otros alimentos que no le apetitaban al murciélago entonces antes de comer ésto quiso morir de hambre y su dueño al ver que estaba muy delgado y algo decaído decidió no dejar morir de hambre al pequeño y feo pajarito y con una jeringa y una cuchara cogió un poco de alpiste y con la jeringa le hizo abrir su fea boca con sus grandes colmillos y lo hizo atragantarse de alpiste. Algunos días después el murciélago se las inventó y se voló de su jaula y volvió a casa.
Un día tuvo mucha suerte y un niño que tenía un problema en su vista lo recogió con un poco de lástima y no le importó su aspecto, un poco raro con sus plumas negras y un pico pequeño.Tenía tanta pena que no le contó de esto a nadie y le tocó empezar a beber sangre y nadie creía que estuviera con tanto esfuerzo en ésto, y lo duro y resistente que se había vuelto, sin que desde entonces no le moleste esforzarse en cazar y ser el mejor.
Capítulo 1: Introducción
Esta historia comienza con 2 amigos que se separan por cosas del destino, pero tienen como propósito volverse a encontrar…
(Pasos de venado en el bosque pisando hojas secas)
Aunque fuera por mar, tierra o aire Colablanca y Chelous harían el intento (sonido de una aleta golpeando el agua del océano) Colablanca era un venado y Chelous un manatí. Puede parecer extraño que un venado sea el mejor amigo de un manatí, pero esta historia es diferente, nada era raro. Lo único extraño era lo contrario ¿por qué no podían serlo?. Los dos emprendieron un viaje por caminos separados con mucha esperanza y fe de reencontrarse, pero no sabían lo que les aguardaba.
Colablanca necesitaba una dirección para llegar a el océano, así que decidió acercarse a un búfalo que estaba pastando, se llamaba Kúmar, él le dio una vía rápida para llegar al océano…Capítulo 2: Colablanca
Colablanca pasó días y días corriendo por el bosque, la comida empezaba a agotarse y al tropezar con una rama comenzó a gritar de dolor. No mucho después llegó una viejecita con sonrisa dulce y agradable: Pobre e indefenso venado “¿Estará bien?” dijo y sacando de su bolsa un pedazo de tela blanca lo enrolló en la herida y estancó la sangre; luego dijo: “Puedes pasar la noche en mi cabaña” el venado intentó levantarse pero no pudo, la anciana lo ayudó y al dar unos cuantos pasos llegaron a la cabañita de la anciana. El jardín tenía flores de muchos colores y salía humo de la chimenea. Al entrar Colablanca se sintió acogido y al llegar la noche ella lo acostó y lo cobijó. A la mañana siguiente cuando su patica mejoró y podía caminar lo llamó a desayunar le dio el mejor queso, el mejor pan y una taza de chocolate caliente. Al terminar, la anciana le entregó más alimentos para su viaje. Colablanca se lo agradeció con la mirada y salió trotando en busca de su amigo. Colablanca corrió por valles verdes, montañas de niebla, cascadas y otros paisajes. Mientras corría por un llano fresco y extenso, pasó una manada de cebras africanas corriendo a toda velocidad y ni le prestaron atención a Colablanca; luego una manada de gaviotas cotorreando y ninguna le prestó atención, pero Colablanca necesitaba una dirección para llegar a el océano, así que decidió acercarse a un búfalo que estaba pastando, se llamaba Kúmar, él le dio una vía rápida para llegar al océano…
Capítulo 3: Chelous
Chelous jamás había sido tan valiente, pero por su amigo haría lo que fuera. Su primera parada fue en un arrecife lleno de colores, tenía algas, corales y muchas cosas más. Se adentró más y vio más manatís jugando con unas conchas, pero no les dijo nada por su timidez que sentía. Al otro día estaba ya muy cansado y se decidió a volver donde los manatís a buscar ayuda. Los 3 manatís aceptaron, así que los 4 fueron a buscar a Colablanca, luego se acercó una señora pulpo llamada Ara, todos le temían (es la bruja mala del cuento) trataron de escapar pero Ara ordenó a una manada de peces encerrarlos; los peces hicieron un círculo y los rodearon, ya no tenían escapatoria, los encerró en una cueva y no los dejó salir. A la mañana siguiente intentaron escapar mientras Ara dormía y así fue: lograron escapar de las garras de la temible bruja los manatís no lo acompañaron más y no pasaron de ese punto porque algo peor le podría pasar, así que Chelous siguió su camino.
Capítulo 4: El final
La amistad es muy importante porque no se compra se gana y todos tenemos a alguien que nos ayude, nos quiera y nos apoye, esto es un verdadero amigo.Colablanca ya muy cerca de su destino vio acercándose otra vez a la misma manada de gaviotas, pero esta vez se le acercaron 2: Sula y Diploria, sin decirle nada lo cogieron de las orejas y lo llevaron volando hasta la playa se los agradeció y después de 1 ó 2 minutos salió la cabeza de Chelous: juraron que por nada del mundo, se volverían a separar.
La amistad es muy importante porque no se compra se gana y todos tenemos a alguien que nos ayude, nos quiera y nos apoye, esto es un verdadero amigo.
FINEra un domingo en la mañana escuché un ruido en el techo de mi casa y me desperté; me subo al kiosco y desde allí veo los pollos y gallinas de la casa vecina que saltan y vuelan, escapándose de una comadreja, que les dice, no corran que de todas formas me las voy a comer; las gallinas y los pollos responden; ¡a todas unidas no nos comerás! porque te cogeremos a picotazos.
Pasaban las horas y la comadreja a pesar de su astucia y de que se podía meter por cualquier rendija, no podía comerse a ningún pollo o gallina, hasta que apareció una anciana; dueña del corral y alcanzó a ver la comadreja y que se quería comer sus pollos y sus gallinas que le daban los huevos y la carne para sus sustento; tomó un palo y gritándole a la comadreja le dijo ¡te vas o te doy con este palo!. Pero el animal no se quiso ir y seguía atacando a sus animales, por lo cual la anciana le mandó un garrotazo; con tan mala suerte que le dio fue a un palo de aguacate, en ese momento la comadreja logró huir, pero cual fue el susto que se llevó la anciana cuando al golpear el palo de aguacate cayó una chucha que se los estaba comiendo, al ver esto le dijo -¿chucha, por qué te comes mis aguacates? y ella le contestó – porque tengo mucha hambre; entonces a la anciana le dio tristeza y le dijo – llévate y cómete el aguacate que cogiste, pero no vuelvas por acá porque ahí te haré ver tu suerte, la chucha muy agradecida se fue alejando con su aguacate; pero vaya sorpresa la mía, la guarida de la chucha era el techo de mi casa, por lo cual al entrar hacía mucho ruido y despertó al perro de la casa vecina (Lucas), éste enfurecido trató de subirse al techo para alcanzar la chucha, pero en ese momento se le cruzó fue la comadreja, que venía huyendo del gallinero muy asustada y le dijo a Lucas – no molestes a la chucha, que me acaba de salvar de un garrotazo de la anciana; el perro le contestó – siendo así entonces más la dejo en paz, ella le dijo – más te vale, porque yo soy quien te hace el alto para que te puedas entrar al gallinero a comerte el cuido y los sobrados que le echan a las gallina; le respondió – entonces quedamos en paz y ella le dijo – ahí veremos y continuó su camino hacía su guarida; mientras la chucha seguía en el techo comiéndose su aguacate; el perro apenas la observaba, pero él no podía hacerle nada porque ya estaba advertido; más bien decidió ir a buscar al gato Félix para jugar con él, pero ese día el gato estaba muy ocupado cazando un ratón que se le comía el queso a doña Magola cada vez que ella mercaba; pero este ratón era muy hábil y solo salía cuando no veía al gato y aunque él se le escondía, el ratón terminaba burlándoselo, ya que él era más astuto que el gato (Félix).
Pero el animal no se quiso ir y seguía atacando a sus animales, por lo cual la anciana le mandó un garrotazo; con tan mala suerte que le dio fue a un palo de aguacate,El gato se echó a esperar que el ratón le diera la oportunidad, para él así poder desquitarse de todo lo que él le había hecho; pues él era el culpable de que doña Magola viviera amenazándolo con devolverlo a sus antiguos dueños; pues le decía que él no le servía para nada; ya que no era capaz de cazar el ratón que le hacía tantos daños en su casa. El perro al ver la tristeza del gato, decidió invitarlo a buscar la cueva de la comadreja para planear la próxima entrada al gallinero de la anciana. Pero cuál fue la sorpresa que se llevaron al entrar a un agujero y encontrarse con el ratón que se comía el queso, el gato inmediatamente reaccionó y agarró de la cola al ratón y le dijo: - ahora sí me vas a pagar todo lo que me has hecho, pero el ratón siendo mucho más inteligente, le dijo – perdóname todo el mal que te he causado, a cambio de esto te ayudaré en lo que tú quieras; el perro al escuchar esto le dijo al gato – espera, no lo ataques, escucha lo que él tiene para decirte; el gato le dijo – habla que te escucho, y el ratón le contestó –yo tengo la forma para ayudarles a cazar más ratones; el perro le dijo –ven y acompáñanos que en el camino nos vas contando cómo es que ayudarás al gato, siguieron los tres en busca de la cueva de la comadreja y entraron a muchas más guaridas sin dar con el paradero de ésta y el ratón les dijo – porque no nos devolvemos que ya se hace de noche y nos pueden atacar otros animales, porque estamos en territorio desconocido; el perro y el gato le dieron la razón y se devolvieron.
Cuando venían de regreso el ratón les dijo que había un gallinero donde en las noches se reunían muchas ratas, el perro al escuchar esto le dijo ¡un gallinero! ¿y dónde queda éste? El ratón les respondió -¡en la casa de la anciana!, enseguida de doña Magola; sólo que allí hay un problema ¿cuál? preguntaron el gato y el perro; es que allí todas las noches llega una comadreja y no se va hasta que se come un pollo, el perro le contestó –entonces estamos hablando de la misma y el gato dijo –yo soy amigo de ella; y partieron para el gallinero antes que los agarrara la noche.
Pero la anciana ya estaba cansada de que todas las noches se le desapareciera un pollo y planeó con sus gallinas una trampa para que la comadreja no se las comiera.
La chucha también ya se encontraba con hambre, pensó: la anciana me dijo que no me comiera los aguacates; pero en ningún momento me dijo de los pollos, o sea que puedo ir a ver si me como uno.
Ya la comadreja estaba de regreso; al llegar allí se encontraron todos (perro, gato, ratón, chucha y comadreja) pero había un problema, la chucha no la iba con el perro ni con el gato y la comadreja era amiga de ellos, pero también le estaba agradecida a la chucha; pues según ella la chucha la había salvado de la persecución de la anciana, pero la chucha les dijo que por ella no había problema que cada cual luchara por lo que quería y en esas quedaron. Vaya sorpresa la que se llevaron, la anciana había trasladado los pollos y gallinas a otro gallinero, allí sólo se encontraba la anciana, para hacerles ver que nada de lo que uno piensa es seguro; ellos habían pensado comerse las gallinas y la anciana ya les había salido adelante.
Las gallinas, esa y otras noches pudieron dormir tranquilas.
La primera vez que vi a Toto, estaba con una señora que se llama doña Helda, a ella le gustan mucho los perros y los cuida muy bien, desde que lo vi me pareció un perro muy hermoso y me agradó pero también lo observé un poco flaco.
Toto es un perro labrador, de color negro, su pelaje es muy brillante y tiene cuatro meses. En ese momento me habían dado plata, la tienda del barrio queda enseguida de doña Helda, iba a comprarme un mecato, más sin embargo cuando vi a Toto ya no quise comprarme nada para mí, sino que le compré cuido y leche a Toto. Él comía vorazmente y era muy juguetón conmigo.
Su vivienda era una fábrica de adobes, enseguida de mi barrio Pinares, en el municipio del Retiro. El papá de Toto se llama Negro, vive en el barrio y siempre lo defiende de los demás perros que le van a pegar.
Cerca del barrio queda un riachuelo, todos los niños del barrio nos vamos a bañar allá, cuando un día fue llegando Toto y se puso a jugar con nosotros, después me acompañó a mi casa.
Siempre todas las mañanas cuando vamos a estudiar mi hermano Marcelo y yo, a las 6:30 de la mañana, lo primero que vemos al abrir la puerta es a Toto, le damos cuido y leche y nos acompaña hasta el parque principal, siempre se queda observando las acrobacias que hacen las palomas, las corretea, nos despedimos de Toto para irnos al colegio que queda cerca del parque y Toto se va para su casa.
Todos los niños del barrio quieren mucho a Toto, después de hacer nuestras tareas siempre jugamos con él por las tardes. Una vez su dueño se sintió celoso porque pasaba más tiempo con los niños del barrio que en el depósito, y nos dijo que Toto estaba era para cuidar los adobes y no para ser la mascota de los niños del barrio, a nosotros nos dio mucha tristeza, más sin embargo le obedecimos y cada que iba donde nosotros, lo devolvíamos para el depósito, hasta que su dueño vio que Toto también estaba muy apegado a todos los niños y no los volvió a molestar.
Una vez su dueño se sintió celoso porque pasaba más tiempo con los niños del barrio que en el depósito, y nos dijo que Toto estaba era para cuidar los adobes y no para ser la mascota de los niños del barrio, a nosotros nos dio mucha tristeza,Cierto día hicimos un paseo a un bosquecillo que quedaba al frente de mi casa y fuimos con Toto.
A Santiago, Alexis, Andrés, Felipe y Marcelo, nos dio por internarnos muy adentro del bosquecillo y nos perdimos, caminábamos mucho y siempre llegábamos al mismo sitio, por más que intentábamos no encontrábamos el camino, Leonardo se quedó en el paseo, no quiso seguirnos, cuando de un momento a otro se nos apareció subido a un árbol, vestido de blanco desde los zapatos hasta la gorra y nos hacía señas de que fuéramos donde él. Nosotros no nos explicábamos cómo él “había subido hacía allí y se había cambiado de ropa”, porque cuando él salió de su casa, llevaba unas bermudas, chanclas y camiseta amarilla.
Toto nos agarró con los dientes de las botas de los bluyines y no nos dejó ir hacia donde Leonardo, empezó a ladrar y a bajarse, nosotros lo seguimos y él encontró el camino y llegamos donde estaban todos los del paseo, cuando llegamos al primero que vimos fue a Leonardo. Marcelo y yo le preguntamos ¿por qué se cambio de ropa?, y que sentimos mucho miedo cuando él nos estaba llamando desde el árbol, Leonardo nos dijo: que él no se había movido del paseo. Nos pareció muy extraño, pero una señora nos aclaró que en ese bosquecillo muy adentro siempre se aparece un duende vestido de blanco y se transforma en una persona conocida para embolatarlos; a todos nos dio mucha alegría con Toto y lo abrazamos, por habernos salvado, y llevado nuevamente a donde estaban nuestros padres, y desde ese momento ya quedó de nosotros.
Nadar, nadar y nadar fue lo único que pensó la ballena, solitaria y triste. Una mañana en el mar azul y sereno habían muchas ballenas alegres pero entre todas esas ballenas había una que era nueva por esas aguas y todavía no había conocido bien a sus compañeras, la ballena llamada Flid. Los padres de Flid le habían puesto ese nombre porque a esa ballena tan especial le gustaba saltar, cuando la ballena Flid se sentía triste, lo único que hacía era saltar hacia el aire y volver a nadar en el agua.
A Flid sus padres se le habían muerto, porque unos cazadores los habían matado. Un día Flid saltó como nunca antes lo había hecho y cuando cayó al mar, Flid cayó en una red para atrapar peces y ballenas.
Flid estaba tan preocupado como nunca antes lo había hecho, él solo gritaba y cuando creía que estaba perdido apareció en lo oscuro y miedoso del mar una joven ballena llamada Malat, lo ayudó a salir de la red sin pedirle nada a cambio.
Estando libre, Malat pidió que Flid le enseñara a saltar como él lo hacía y Flid le contestó: claro que sí, aunque yo no creo que salte muy bien como dices, Malat le dijo: estás muy equivocado Flid, saltas muy bien y quiero que me enseñes ahora mismo.
Y así fue, toda la tarde se la pasaron saltando y divirtiéndose hasta que cayó la noche y cada uno se fue hacia su casa.
Al día siguiente Malat y Flid se volvieron a encontrar; Flid iba muy rápido cuando de pronto en el mar había un yate y cuando Flid pasaba tan rápido la gente del yate tiró la red y Flid se quedó atrapado, la gente del yate se sentía muy contenta porque por fin habían apresado algo. Malat se estaba extrañando porque Flid se estaba demorando tanto, hasta Malat buscó a Flid por todas partes y nada y nada y nada que lo encontraba.
Malat se estaba extrañando porque Flid se estaba demorando tanto, hasta Malat buscó a Flid por todas partes y nada y nada y nada que lo encontrabaFlid estaba desesperado metido en la red, la gente del yate no podía subir a Flid porque él era muy pesado. Pasaron dos días y la gente del yate nada que podía subir a Flid mientras allá abajo en el agua Flid estaba desesperado y sin nada de comer.
Malat estaba desesperada buscando a Flid. Malat se metió en lo oscuro y miedoso del mar para poder buscar a Flid, cuando se perdían las esperanzas y el cansancio volvía más angustiosa la búsqueda, Malat escuchó a lo lejos una voz entrecortada y débil; al acercarse se dio cuenta que era Flid, al borde de la muerte en una red de pesca, de inmediato buscó ayuda y se encontró con su tío el pez serrucho. Después de varios minutos de entretener los pescadores y abrir campo para el escape, por fin Flid un poco mal trecho llegó a aguas conocidas y pacíficas, con el mejor regalo que la madre naturaleza le había dado… el mejor de los amigos Malat.