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Concurso de cuento infantil

PEDRITO BOTERO


ANTOLOGÍA
2005 - 2015 »SELECCIÓN«
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2007

LOS INVENTOS

niña

ÍNDICE

» El corazón musical, cuento para los corazones grandes

José David Gutiérrez Díaz

Ganador - Categoría A

» El televisor del tiempo

Esneider Vargas Heredia

Finalista - Categoría A

» La máquina que fabricaba palabras

Samuel León

Ganador - Categoría B

» La gran farsa del carro

Alejandro Venegas Rodríguez

Finalista - Categoría B

PRESENTACIÓN

¿Para qué los inventos?

La lectura de los cuentos ganadores y finalistas nos da una esperanza sobre la suerte del mundo.

Los niños son nuestra conciencia y expresan un juicio sobre los adultos: abandono por parte de los padres, lo que significa una falta de amor, de cuidado y la soledad. Entonces la creación de un muñeco, la amistad con una niña vecina es el reemplazo que se busca. ¿Dónde están los padres? En el trabajo, viajan, se divierten pero no están. Es el reclamo al cual debemos poner atención. Un poco de tiempo, mucho afecto y el oído atento a sus palabras, la falta de ellas o su tristeza.

Si vemos a través de los inventos, qué aparece: la aburrición en el mundo, el ritmo loco actual, sin descanso para la alegría, un anhelo, “vivir mejor y más contento”. La gente está triste, afanada y por supuesto es imperativo crear un corazón “musical”. Póngale la música que más le guste. Es una operación fácil, tranquiliza y da alegría. Se recomienda en todas las clínicas cardiovasculares.

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A través del microscopio ¿qué pueden observar? Unas personitas que trabajan, ríen, se divierten. Hay que saber mirar. ¡Asómense! La comida radioactiva se aconseja en el almuerzo y el algo. Uno puede crecer rápidamente y atraer la atención de los leñadores que matan los árboles. La protección de nuestra tierra es una preocupación constante. ¡Pongan cuidado, por favor! La caja para guardar recuerdos es efectiva y la tenemos en casa, sin saberlo. Se llama “cámara”, ayuda a los desmemoriados que somos los adultos.

Numerosos niños conocen otros países, los nombran, juegan con el sonido de las ciudades de China, Palestina, México y Nueva York no encierra misterio. Gracias, señores educadores.

¿Y la imaginación? Está viva. Crea animales, piedras mágicas, conversa el delfín con la ballena, un pez espada desinfla los balones de fútbol. Los animales son amigos, hablen con ellos.

microscopio

La visión de nuestros hijos es acertada cuando se trata de juzgar el mundo: ¿por qué minas, guerras, secuestrados? ¿Qué invento sirve para la paz? Bueno, los ingredientes están al alcance: en unos frascos pongan: amor, paz, perdón. Sacudan y “no habrá más violencia”. ¿Ven?, es sencillo.

Pero el invento más maravilloso, nos lo cuentan también. Es la palabra. Un anciano las perdió y no podía crear historias. Ellos ya conocen su poder, las encuentran todos los días.

Los esperamos el año entrante, jóvenes creadores. Nos asombran de nuevo.

Claire Lew de Holguín
Octubre de 2007

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ganador

EL CORAZÓN MUSICAL, CUENTO PARA LOS CORAZONES GRANDES

José David Gutiérrez Díaz - 8 años
Colegio Alemán (Medellín)

Había una vez un niño llamado Solferino, que tenía una linda familia, un hermano a quien le decía Titi, al papá lo llamaba Piolito, a la mamá le decía Mamita y a su mascota que adoraba la llama Danita; los amaba tanto que quería sorprenderlos con un buen invento, que les ayudara a todos para vivir mejor y más contentos.

Solferino era un niño sensible, amable y serio, de ojos grandes y oscuros, cabello bastante y largo como el de Mozart, tenía manos pulidas, dientes torcidos y orejitas grandes.

maquina

Soñaba Solferino con un invento, que le sirviera al mundo para tranquilizar a las personas que viven aceleradas y muy preocupadas. Lo vendería en todos los pueblos, países y mundos buenos, para que se repartiera entre miles de personas que buscaran tranquilidad y calma.

Quería el pequeño Solferino, cambiar el mundo aburrido y sin sentido de los más grandes y adultos y ponerles a soñar con la alegría y la paz.

Solferino, le contó a la profe de pequeños científicos el invento que tenía en mente, para exponerlo y luego guardarlo en el laboratorio del colegio. La profe le preguntó -¿por qué te inspiraste en este invento? Solferino le respondió: -profe, yo me inspiré porque me encanta la música clásica y tengo carrera musical, también quiero que el mundo sea tranquilo y menos aturdido.

Es así como Solferino resolvió contratar a un médico famoso, que tuviera experiencia en cosas del corazón, para que en una operación delicada, colocara los corazones a todos los grandes, que viven tan aburridos y siempre andan acelerados.

El médico se llamaba Faulo, era animado, bromista, humorístico, de cabellos pintados y largos, pequeño e inteligente y le encantó la aventura.

Sucedió que un día después Solferino le dijo al doctor Faulo: así, será mi invento, el que ayudará al país a salir de la tristeza, haré un corazón musical, y a todos los que se operen les cambiará la vida porque tendrán notas alegres para bailar.

Los materiales serán:
Unas tiritas de cordón negro, para hacer el pentagrama. Las notas musicales, serán hechas de papel con algodón; forradas en plastilina de colores muy alegres. La clave del sol la haré con espaguetis, y la clave de fa, la haré con espinacas de una vez.

Se pegará, todo con miel de abejas y estará muy bien pintado con salsa de tomate roja, y para que suene y suene, un tenedorcito irá, muy adentrito, marcando el ritmesito.

Empiece usted doctor, ahora la operación, que quiero ver funcionando el nuevo corazón. Faulo, se lava muy bien las manos, se pone los guantes, el gorro y el tapabocas, alista pronto la ropa, ya tiene listo el paciente en la camilla de la operación y empieza ya su función; pero ¡espere!, ¡deme un momento!, grita, Solferino contento, falta la música que llevará adentro.
¡Ah!, eso es muy sencillo, le dice el doctor, está a tiempo, yo espero sus mandaciones, ya que usted es el del invento.

Déjeme pensar un poco, necesito concentrarme... Después de estas pensasiones ya tengo listas las canciones.

Cuando el corazón esté alegre: sonarán muchas corcheas, muchas negras y corcheas, todas muy separaditas, así, sonará una obra, como de mucha alegría.

Cuando el corazón esté triste, muy triste: sonarán, blancas, redondas y silencios; será una canción como de invierno, muy lenta y sin aliento.

Cuando el corazón esté bravo, muy bravo: sonarán miles de negras, de blancas, de redondas y de corcheas y con un ritmo bravísimo, que aturdirá el universo, también sonarán muchos truenos, se pondrá muy rojo y serio, pero ya en un momentito, deberá, hacer un silencio; ¡contar hasta cien es bueno!, relajarse y no pensar; porque el problema pronto se le pasará, para no dañar el invento que es de verdad muy serio.

Cuando el corazón esté alegre: sonarán muchas corcheas, muchas negras y corcheas, todas muy separaditas, así, sonará una obra, como de mucha alegría.

Mire usted doctor Faulo, le comenta Solferino, este invento puede costar quinientos mil pesos o más, o con cuarenta sonrisas al día, bastará para pagar.

El doctor Faulo le dice, ¡un momento!, que el paciente se relaje, se calme y no tenga pánico, que se demorará por tardar seis horas, para poner este invento, que es una caja sonora.

Mientras pasa el tiempo de la operación, Solferino se siente asustado y también muy contrariado, sólo, un bombón de masmelos, que tiene en la billetera puede calmarlo de la impaciencia y tanta espera... Piensa Solferino... este corazón musical, ¿sí mejorará el mundo, de tanta aceleración y de tanta aburrición y de la furieza?, ¿venderé muchos?, ¿este invento, si triunfará? ¿Seré feliz y pondré muchos corazones musicales, a todos los hombres grandes que hay?

Llega el doctor Faulo y le dice al inventor: ya el paciente se está aliviando, pero, ¿por qué está usted sudando? ¿quiere saber si su invento por fin le resultó?

Pasaron por el corredor, muchas mariposas, grillos y saltamontes; todos querían saber si este invento tenía un nombre y si sólo sería para hombres.

Entonces pasaron veinte minutos y el paciente se alivió, salió feliz y contento y a Solferino buscó. ¡Oiga señor!: su invento si resultó.

Ya los tres muy contentos, el paciente, el médico y el inventor, estrecharon sus manos alegres, como señal de que el corazón musical, sí sirvió. Y Solferino por fin descansó.

GLOSARIO
Mandaciones: Ordenes o instrucciones.
Pensasiones: Pensamientos profundos.
Ritmesito: Ritmo de compás, tiempo musical.
Humorístico: Humor, alegre.
Furieza: Enojo. Rabia.
Inventor: Investigador.

FIN

EL TELEVISOR DEL TIEMPO

Esneider Vargas Heredia - 10 años
Institución Educativa Enrique Olaya Herrera

Érase una vez unos científicos que no se explicaban cómo se podía ver televisión y cómo uno se podía entrar allá, así que se pusieron a experimentar y nada les salía bien, así que se dijeron: vamos a hacer este televisor. Hicieron una pantalla gigante y le cerraron la parte de adelante y le hicieron de todo. Crearon muchas pantallas por si se les olvidaba la fórmula; gastaron mil kilos de cobre en la parte de atrás y pusieron rayos X que no quemaran para meterse. Le quitaron los puntos al vidrio que rompieron y duraron mucho tiempo organizando cada parte de la pantalla pero en algunos lados no tenían ni idea de qué hacer, entonces uno de los científicos dijo: talvez esa partecita se pueda ver como un televisor normal y uno entra por los rayos X y por fuera que se vea normal, no muy sofisticado.

proyector

-Yo quiero algo más real -pensó uno de ellos y se quedaron pensando hasta que se llegó la noche y al otro día lograron hacer el televisor y un malvado quitatelevisores quería robar la receta y uno de los televisores, pero primero debía robar la fórmula. El científico que tenía la fórmula escuchaba que el malvado ladrón quería robar la fórmula, corrió y corrió hasta que llegó a otra historia, ya la ciudad se llamaba “La ciudad al revés”; se acercaron a la ciudad al revés y ahí eran ellos los mismos per-sonajes pero el científico era el malo y el malo era el bueno y el científico dijo: bueno lo acepto, fue a comprar algo de comer porque tenía un poco de dinero del que le había quedado del televisor que alcanzó a vender, compró mecato y le pagó al señor de la ciudad al revés y eso no se podía hacer en la ciudad, lo llevaron a la cárcel y en la ciudad al revés el malo es el bueno y fue a hacer un televisor, compró todos los materiales y pagó, cometió el mismo error que el científico y también lo metieron a la cárcel, así pasaron muchas noches, no se hablaban, los otros científicos.

Los servidores del malo los extrañaban mucho así que la pasaron todos muy aburridos y los dos ya estaban cansados de estar encerrados en esta jaula así que decidieron unirse para hacer el televisor del tiempo, unieron los dos pedazos y dieron un permiso para ir a comprar los materiales; ellos ya sabían sobre la ciudad al revés, fueron corriendo a la cárcel para hacer el televisor que tanto soñaron, más que todo para salir de ahí; construyeron el televisor, se llevaron la fórmula y se fueron de ahí, todos los de la ciudad al revés lo aplaudían y llegaron a casa felices todos. Los televisores se vendieron, se agotaron del todo, todos querían un televisor también se les unieron los malos y vivieron felices para siempre.

FIN
ganador

LA MÁQUINA QUE FABRICABA PALABRAS

Samuel León Naranjo - 12 años
Institución Alfonso Mora Naranjo

Cuenta la historia y esta historia fue verdadera, que un anciano narrador lloraba un día porque no tenía palabras para escribirle cuentos a los niños. Había escrito tanto durante largos años que las palabras habían huido y no llegaban a su cabeza ni a su boca. Era un hombre sin palabras y lloraba más cuando veía hojas en blanco sobre su mesa, sin poder hacer nada para producir una hermosa historia.

Una mañana mientras caminaba triste y pensativo se encontró con un anciano mucho mayor que él, era un abuelito más abuelito, mejor dicho requeteabuelito.

Era un hombre sin palabras y lloraba más cuando veía hojas en blanco sobre su mesa, sin poder hacer nada para producir una hermosa historia.

-¡Hola buen hombre! -lo saluda el abuelo más abuelo.
-¿Nada qué escribes más historias para los niños, cierto?
-¿Y usted cómo sabe el problema que tengo? –contestó el anciano narrador.

Luego el más anciano dice:
-Bueno, lo que pasa es que yo soy un sabio, por si no lo sabías, esto quiere decir que yo lo sé todo.
-¡Caramba! ... y si tanto sabe usted ¿sabrá cómo ayudarme a salir de este lío? –preguntó el anciano narrador.

Desde luego, es muy sencillo: acompáñeme y verá. Los ancianos llegaron cerca de una montaña y allí el viejo sabio dijo estas palabras:
-Ton, ton, tororon, ton, ton, ábrete pronto portón -y enseguida se abrió una puerta en la gran montaña.
-Adelante amigo, entra que aquí está la solución a tu problema -dijo el sabio.
El anciano escritor miró el lugar y no vio nada que pudiera ayudarlo, entonces dijo para sí “este viejo está loco” y luego le dijo al sabio:
-Pues la verdad, yo aquí no veo sino mugre, tierra y piedras, creo que mejor me devuelvo.
-¿Por qué te vas?, si aún no he hecho nada por ti -dijo el sabio; luego señaló hacia un rincón donde había una caja que emitía señales de colores.
-¿Qué es ésto? -preguntó el anciano narrador.
El sabio le respondió: -Es una máquina que fábrica palabras; antes de ti, ya habían venido otras personas que tenían tu mismo problema.
-Bueno ¿y cómo funciona ésto? -dice el anciano narrador.
-A ver, presionemos este botón… escucha… -entonces salieron de la caja palabras que decían:
-Yo fabrico palabras y tú las juntas; nada más dame sólo a mí la clave y podrás marcharte en paz;
cualquier palabra es la clave flaco, gordo, amor, alto, etc., dijo la máquina.
-Está bien, ¿qué tal gordito?, dijo el narrador.

palabras

Entonces la máquina responde ¿gordito? También puede ser redondo, una bolita, parece grueso, ancho y grande cualquiera si te apetece.
El escritor quedó asombrado, entonces dijo: ¿qué tal amor?
La máquina contestó:
-Amor, que palabra tan bella que puede ser sinónimo de querer, adorar, admirar, se parece a ella, si amas así de verdad estarás en las estrellas.
El buen hombre se fue emocionado porque empezó a crear muchas historias y volvió a sonreír. Así nuestro personaje se convirtió en un famoso escritor de cuentos para niños y niñas, todo gracias al gran invento de las palabras.

finalista

LA GRAN FARSA DEL CARRO

Alejandro Vanegas Rodríguez - 11 años
Institución Educativa Campo Valdés

Hace mucho tiempo, no se sabe cuánto, fue creado el carro, para mí el mejor invento, pero les contaré la verdadera historia detrás de la gran farsa de su creación.

Esto comenzó una tarde de otoño cuando caía la última hoja de un enorme árbol seguramente de un sauce llorón, sus hojas eran de color rojo verdoso en primavera y amarillo opaco en otoño.

Al instante en que la hoja tan sólo rosaba la hierba de la bella ciudad de Medellín llegó en una gran nave espacial un hombre de otro planeta con su familia, que decidió llamarse Ignacio Mario Arboleda Yepes. Al año de estar en esta bella ciudad logró conseguir trabajo en una gran empresa llamada Bay Bol.

inventor

Ignacio estaba cansado de tener que caminar diez kilómetros para mantener a su familia. A este hombre o extraterrestre se le ocurrió una idea la cual era construir algo que lo transportara. Él compró 4 ruedas, varillas, tablas, clavos, metal, acero y cables.

Luego de mucho analizar la idea, unió todo para lograr ensamblar algo así como una cabina rectangular con dos ruedas a cada lado, recubierta con tablas y clavos muy bien colocados. Claro que no fue fácil para él, ni siquiera con su gran capacidad mental por ser un genio.

Con mucho esfuerzo creó algo gigante o al menos muy grande, el motor, el cual instaló con astucia y cables de corriente. Su jefe un ricachón creído y presuntuoso, intentó por un año robarle el invento a Ignacio por lo cual el joven extraterrestre lo mantuvo en secreto, pero eso no fue suficiente para evitar que se lo robaran.

Este intrépido muchacho logró escapar con sus tres hijos, su mujer y sus padres, a su bello y fértil planeta Tanganacatica. Allí, en su planeta natal, se hizo famoso con el carro, como aquí en la tierra se hizo famoso Chiripa el ambicioso jefe de Ignacio el extraterrestre.

Este intrépido muchacho logró escapar con sus tres hijos, su mujer y sus padres, a su bello y fértil planeta Tanganacatica. Allí, en su planeta natal, se hizo famoso con el carro.

No lo olviden, detrás de cada historia hay una o más mentiras de las que ustedes creen, además les recomiendo que nunca dejen de buscar la verdad y saluden en el cielo a Ignacio que desde allí los mira orgulloso de su invento. Y cada vez que vean una chiva por las carreteras de Antioquia o en la Feria de las Flores, recuerden que fue por Ignacio Mario Arboleda Yepes, quien desde su planeta, seguro nos envió mensajes hasta cinco días antes de su muerte. Amén.

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