Ganador - Categoría A
Finalista - Categoría A
Ganador - Categoría B
Finalista - Categoría B
Nos sorprende siempre la lectura de los cuentos presentados en el concurso de cuento infantil “Pedrito Botero”, convocado por la Bibliotecas Pública Piloto de Medellín, desde 2005, en memoria del hijo del pintor antioqueño Fernando Botero.
Ya es tradicional y realiza su Cuarta Versión. Se recibió el número excepcional de 3279 cuentos enviados desde Medellín y Antioquia.
Mediante el mundo creado por los jóvenes escritores, el lector podrá sentir una cercanía con ellos, compartir sus sentimientos de afecto, de tristeza, de gloria al sentirse capaces de transmitirnos unas visiones, dar vida a unos personajes que no existían antes de que cogieran lápiz o bolígrafo. Lector y escritor a través de un espejo. Más importante aún, todo un pueblo pequeño abogará por la conservación de la naturaleza y condenará a los adultos que no la respetan.
Leer más
Durante la reunión para decidir el fallo, los jurados se sientan en las sillas bajitas de la Sala de Pintura Infantil de la Biblioteca, son niños de nuevo y rodeados de creaciones de mil colores leen en voz alta los cuentos que habían seleccionado. Los leen con apasionamiento, sonrisas y risas, evalúan, sueñan porque son puertas que abren a recuerdos de infancia, incitan a la aventura por pueblos de Antioquia, del Amazonas, del Chocó, a lomo de esa letra manuscrita, todavía vacilante, en busca de las palabras que formarán la historia.
Se dejan llevar por máquinas inventadas para “crear y crear y expandir monstruos discretamente por todo el mundo”, corren detrás de científicos locos, caen en pozos con desechos tóxicos y adquieren poderes que los convierten en héroes, derrotan a un científico “villano” llegado de Marte y se apropian de la fórmula mágica que podría salvar el planeta.
Les hablan los árboles y las flores, asisten a un concierto musical en un jardín, se sientan entre un mico y un coyote - ¡silencio... la función va a comenzar!- y escuchan a la araña malgeniada tocar "con palos en sus patas". Tal vez aplauden.
Buscan a un padre en compañía de dos niños y un perro: entran al Amazonas y aprenden a seguir las huellas de un guía indígena, a probar las frutas apropiadas, a enfrentarse con un tigrillo. ¿Realizarán su sueño los niños?
Ya nada los asombra: conversan con mariposas, turpiales, sapos y lagartijas, gusanos, una vaca y una gallina con trajes bordados, el viento en su misión. Los árboles se inclinan, lloran, se quejan de sus heridas, los animales añoran la libertad, los ríos el agua fresca y los peces una vida que les permita respirar.
Los jurados saldrán entonces, algo encandilados, después de ese largo viaje. Recordarán a sus familiares, el afecto que sintieron alrededor de un árbol familiar, en una finca que ahora extrañan. Revivirán a los abuelos que fueron la fuente del afecto, del conocimiento, de la observación del mundo maravilloso que los niños nos invitan a cuidar, a amar desde Medellín, San Cristóbal, Betulia, El Retiro, Dabeiba, Sonsón, Titiribíí, El Bagre, Santa Fe de Antioquia, Copacabana y todos los pueblos nuestros de Antioquia.
Claire Lew de Holguín
Octubre 2008
Ocultar
Había una vez una gallina que vivía en una granja con muchos con muchos más animales como la vaca, el cerdo, el toro.
Un día la gallina los reunió a todos, dándoles una idea de viajar al pueblo, a los animales les encantó y vieron que la idea era fantástica. Al amanecer empezaron la marcha, en el camino pararon a descansar al pie de un lago, la gallina tenía mucha sed y se acercó a tomar agua, de pronto se asustó al ver una tortuga en aquel refrescante lago. Pensando que era un animal salvaje dio un alarido brincando cerca de sus compañeros.
Entonces todos se acercaron a ver a aquel animal que se presentaba indefenso, y se hizo amiga de aquellos animales; le contaron para donde iban y a la tortuga le sonó la idea de acompañarlos, todos se reunieron para hablar de llevar un nuevo miembro de aquella camada, todos decidieron que sí. La tortuga aceptó acompañarlos muy contenta y alegre.
La marcha siguió poco a poco, llegaron al pueblo, se pusieron de acuerdo que cada uno se fuera por una calle diferente; la vaca notaba que la gente se asustaba al verla, avanzaba lentamente hasta llegar a la iglesia, todas las personas gritaban y salieron corriendo; al cerdo y el toro les pasó algo parecido a lo de la vaca, se dieron cuenta que la vida en el pueblo no era tan buena, decidieron regresar a la granja. Pero primero tenían que buscar a sus compañeros, la gallina caminando por la calle observó toda la gente con ropa y se le vino a la mente cómo quedaría ella con los animales de esa forma.
Todos los animales se han reunido de nuevo para volver a la granja, en el camino se contaron todo lo que les había pasado en esa aventura. Cuando llegaron al lago la tortuga se despidió de sus amigos, todos se sintieron nostálgicos y le pidieron que regresará con ellos, la tortuga se puso contenta porque iba a tener un nuevo hogar.
Ha caído la noche y los animales se acercan a la granja, los dueños se estaban asustando al no ver a los animales en sus nidos, pero sintieron alivio cuando los vieron, todos se han acostado a dormir.
Al amanecer la señora se levantó temprano para tener la tarea de darle la comida a los animales, a la gallina le dio maíz, al resto pasto, todos se sentían muy felices al comer esa deliciosa comida, quedaron muy llenos, se sentaron a hablar de lo que les había pasado y se reían. Al pasar ese otro día la gallina se acordó de la gente que tenía ropa. Los animales querían jugar al lobo, mientras la gallina comenzó a bordar unas camisas para sus amigos. Lentamente hizo bastante ropa para todos, ella se ha bordado muchos trajes para verse mejor y todos la llamaban la Gallina Con Ropa.
Lentamente hizo bastante ropa para todos, ella se ha bordado muchos trajes para verse mejor y todos la llamaban la Gallina Con Ropa.Un día la dueña le enseñó a hacer panes al ver que ella era inteligente, todos unidos aprendieron lo que la gallina sabía. Allí vivieron muy felices y reunidos en la granja, salieron adelante, alabando siempre a la Gallina Con Ropa.
FINÉrase una vez unos pájaros y unos lobos que jugaban y eran muy felices; pero un día de primavera llegaron unos tigres, leones y jaguares a compartir con ellos su alegría.
Todos ellos un día decidieron ir al mar a bañarse y a disfrutar del agua, pero llegaron unos tiburones, los animales siguieron disfrutando del agua porque no sabían que los tiburones estaban muy cerca, pero muy cerca de ellos.
De repente notaron la presencia de los tiburones tigre, tiburones toro, tiburones gato y hasta los tiburones blancos, pero estos tiburones saciaron su feroz apetito comiendo, peces, rayas, tortugas, serpientes de mar, ballenas, delfines e incluso carroña. No obstante querían comerse a los otros animales que habían ido a bañarse y a disfrutar del agua.
Pero de repente vieron la felicidad y el compartir de estos animales, se detuvieron y quisieron formar parte de esta alegría. A partir de ese día los animales volvieron con más frecuencia y tranquilidad, ya que se habían hecho muy buenos amigos entre todos ellos.
MENSAJE
Todos podemos ser amigos y compartir, porque todos somos parte de la naturaleza. ¡Es nuestro hogar!
Mi abuelo me contó un día, que hace mucho tiempo en una esquina de la plaza había una gran Ceiba, se destacaba por su frondosidad y porque en sus ramas muchos nidos de diversos pájaros se encontraban allí…
Pero también era importante, porque gracias a su frondosidad mucha gente del pueblo se sentaba debajo de ella en los días más calurosos a refrescarse. Y allí precisamente, me cuenta el abuelo, conoció a mí abuelita.
Fue amor a primera vista, ella estaba con un vestido de flores azules y rosadas, una cinta roja, y tenía en la mano un pañuelo con el que se secaba el sudor, esperaba la misa de doce, como mi abuelo también tenía la costumbre de que los domingos antes de misa, le echaba maíz a las palomas, la encontró con la mirada y le pareció una muchacha muy linda.
Mi abuela también tenía la costumbre de darle de comer a las palomas, casi todos los días antes de ir al colegio, porque le parecía que siempre estaban hambreadas, y así fue que comenzó un romance que terminaría en matrimonio, siempre fue la Ceiba testigo de sus conversaciones de amor, de los poemas que mi abuelo le componía, y de sus constantes y persistentes visitas.
Pero no faltaban las penas... un nuevo Alcalde llegaba a Titiribí, y esto traería muchas dificultades a nuestra Ceiba, ¿por qué? Pues él tomaría la decisión de cortarla...
Siempre fue la Ceiba testigo de sus conversaciones de amor, de los poemas que mi abuelo le componía, y de sus constantes y persistentes visitas.Una tarde, el alcalde con uno de los mejores aserradores de la región departían alegremente muy cerca de la Ceiba y fue así como ella escuchó hablar de la gran tragedia que se le aguardaba...
- Vamos a cortar esa Ceiba lo más pronto posible- decía el Alcalde al aserrador - Pues me parece que la gente corre mucho peligro sentándose debajo de sus ramas ya viejas, y esa cantidad de hojas en el suelo desmejora mucho el aseo del pueblo, y por otra parte necesito muchas tablas para cambiar las puertas y ventanas de la alcaldía ¿cuánto me cobraría por el trabajo?
- Pues... no se... le cobro dos pesos- le respondió el aserrador.
- ¿Tanto?
- Pues mire Señor Alcalde hay otros que le cobrarían menos, pero yo tengo la experiencia, y le sacaría las mejores tablas.
- Bueno, trato hecho. Y cuándo empezamos?
-Dentro de una semana mientras yo acabo un trabajo en el Morro y pueda bajar las herramientas, asentó el aserrador.
-Bueno… nos vemos en una semana.
No conocía el Alcalde las dimensiones de su decisión, pues la Ceiba era ya patrimonio del pueblo y estaba integrada a la vida de los titiribiseños.
El abuelo contaba que todos los días tenía que pasar cerca de ella cuando transportaba la panela en sus mulas para las tiendas del pueblo, las amarraba en su grueso tronco para poderlas descargar con más comodidad. Y luego tenía una charla con sus amigos tomándose una refrescante limonada.
Mucho oía la Ceiba, mucho sabía de amores y guardaba para sí un gran secreto...
Y era como un lugar mágico, la gente se sentía muy a gusto debajo de su sombra, por la mañana los trinos de los pájaros no cesaban hasta muy entrado ya el día, y en las noches una linda pareja de búhos deja casi limpio el lugar de roedores.
Era el amanecer de un día en que mi abuelo debía llevar una carga a la estación del tren, pasó muy cerca de la Ceiba cuando vio que recostada en su tronco había una dama casi transparente que lloraba desconsolada, él no tuvo más remedio que acercarse a ella y preguntarle por qué tanta tristeza?
- Me faltan pocos días para morir...
El ambiente se llenó de un aire desolador.
Mi abuelo trató de consolar a esa linda dama pero estaba un poco de afán y quedaron de encontrarse en la madrugada siguiente a la misma hora.
Cumplió la cita, y se estuvo preguntando quién sería esa dama que tan enferma estaba, sin sospechar que era el corazón de la Ceiba.
Mi abuelo veía que cada noche la encontraba más decaída, y no sabía que más decirle para consolarla, así que pensó en contarle un hermoso cuento de amor.
“Cuentan que una noche de luna llena, estando ésta en todo su esplendor, y cuando sus rayos bañaban todas las ramas de una enorme y centenaria Ceiba, que sumida en una lejana tristeza, con pena pensaba en su miseria y en su porvenir que nada bueno le esperaba, sintió como esa luz la llenaba de un poco de alegría. La Ceiba miró hacía arriba y quedó prendada de la hermosura de la luna:
- Que linda y brillante estás, cómo envidio tu resplandor, cómo siento tan de cerca tus rayos en mis ramas, qué bueno poder conversar contigo.
- Yo tengo un amigo que también te puede ayudar.
- Quién?
- Mi amigo el viento.
- Él te enseñará a bailar.
- Yo los ilumino, el búho entonará una melodía y el viento acariciará tus ramas y bailará contigo.
Y dicho y hecho, apareció un viento fresco, que cobijó la Ceiba y entonó junto con la pareja de búhos un lindo canto de amor.
Todo fue sublime, todo fue pasión, todo fue amor y todo fue canción.
Y así pasó la noche vestida de negro y de traición, la luna se oculta, el viento se ausenta, la Ceiba llora de día llora de noche por lo que ella cree una gran traición y así desconsolada, día a día se va secando, secando de amor”.
La desconocida dama le dio las gracias al abuelo por tan lindo cuento y se quedaron de encontrar al otro amanecer.
Ya faltaba poco para cortar la Ceiba y la dama transparente no dejaba de pensar en todos sus amigos, los pájaros que ya no tendrán sus nidos, sus parejas de enamorados, ya no escribirán sus nombres en su tronco.
Para la posteridad, los amigos trovadores que se inspiraban debajo de sus grandes ramas, los niños, los arrieros, en fin todo el pueblo que de alguna manera ella hacia parte de sus presentes.
Y como habíamos dicho, una mañana muy temprano llegó el aserrador y sin mucha prisa preparó la Ceiba para su ejecución, todo el pueblo estaba a su alrededor, no había podido hacer desistir al Alcalde de su locura, se introducía lentamente los dientes de la sierra, y la Ceiba solo le quedó llorar...
Javi era un niño muy inteligente e inquieto, siempre había soñado con conocer las selvas chocoanas, porque su padre le contaba historias fantásticas y maravillosas que cada vez sorprendían más y más a Javi. Su padre le había prometido que cuando tuviera más edad lo llevaría con él a las selvas chocoanas, para que conociera y apreciara los lugares más espectaculares que jamás haya visto en su vida. Estás palabras marcaron a Javi.
Una noche cuando su padre le contaba sobre unos indígenas que conoció en lo más profundo de la selva y era la razón de sus viajes, ya que su patrón, un antropólogo, que llevaba mucho tiempo tratando de localizarlos y por fin lo lograron. En esta ocasión, permanecieron por casi seis meses y la experiencia había resultado de gran importancia para el antropólogo, sonó el teléfono, era el patrón de su padre avisándole que partirían en dos días a las selvas chocoanas para darle fin a su investigación. A su padre lo embargó una gran tristeza sin saber por qué, le dio un fuerte abrazo a su hijo, le dio un beso en la frente, le echó la bendición, apagó el foco y se retiró a darle la noticia a su esposa.
Ya hace más de tres años, desde que su padre se despidió, que no han vuelto a saber de él.Ya hace más de tres años, desde que su padre se despidió, que no han vuelto a saber de él. Las noticias y los informes que han recibido coinciden en que se perdieron en lo más profundo de la selva y cayeron en las garras de alguno de tantos felinos que existen en estos lugares, otros dicen que cruzando un río los arrastró y se ahogaron, en total eran cinco expedicionarios que partieron y ninguno hasta la fecha ha aparecido.
En la casa de Javi todo es tristeza, su madre no hace sino llorar, dice que a cada momento lo ve, cuando tocan la puerta cree que es él, a veces despierta a gritos con unas pesadillas horribles. Javi ya no rinde en el colegio, no le provoca nada, en cierta ocasión mientras dormía tuvo un sueño que ha hecho que piense que su padre está vivo. Soñó que su padre estaba herido y que unas personas vestidas muy raras lo cuidaban, le echaban humo y como si estuvieran rezando.
Desde ese sueño a Javi no hay quien le quite de la cabeza que su padre está vivo y que él va ir en busca de su padre a como dé lugar. Javi le contó ese sueño a su mejor amigo y los dos juraron que en vacaciones irían a buscarlo; a partir de entonces y con esta ilusión se dedicaron a recoger plata, a mejorar en el colegio para que nadie sospechara de lo que pensaba hacer con su amigo.
Estuvieron recogiendo información, consiguiendo guías de viajes y averiguando cuando le era posible que necesitaría para el viaje; estos días se hicieron larguísimos para Javi y su amigo.
Javi ya contaba con 14 años, su amigo Alex con 16, al otro día de terminar el 10 grado con honores y sin decir nada a las familias partieron para las selvas del Chocó acompañados de la mascota de su amigo, un lindo perro labrador color café y respondía al nombre de Sacha.
Todo estuvo a las mil maravillas, no tuvieron contratiempos durante el viaje y por fin comenzaron la infinita caminada casi que con rumbo desconocido, sólo con la imaginación y descripción de los lugares que el papá de Javi le contaba, a medida que se alejaban se sorprendían más de la espesura del bosque y los árboles se hacían más grandes y altos que casi no podían ver el sol.
La primera noche afortunadamente habían logrado llegar un pequeño caserío, donde les permitieron quedarse por esa noche, contaron a qué iban y dieron con tanta suerte que un nativo algo mayor que ellos de unos 19 años, recordaba con mucho aprecio al papá de Javi por su jovialidad y alegría que lo caracterizaba y sobre todo por lo buen conversador y amplio que era, por lo regular pagaba algo más de lo que le cobraban.
Nepomuceno era el nombre del nativo; pero le decían Nepo, era musculoso, de ojos negros, tez morena clara y de aproximadamente 1.80 metros de estatura, con gran conocimiento de la región y prometió que los acompañaría en busca de Don Miguel, así se llamaba el padre de Javi.
Al otro día partieron muy de madrugada para aprovechar la luz día, a medida que iban caminando Nepo les indicaba y enseñaba de los peligros de las serpientes.Al otro día partieron muy de madrugada para aprovechar la luz día, a medida que iban caminando Nepo les indicaba y enseñaba de los peligros de las serpientes, de diferenciar las venenosas de las otras, las plantas que pican, por dónde deben cruzar los ríos, de cuáles ramas podían alimentarse, como orientarse con los rayos solares, qué frutas comer y de cuáles o, donde acampar cuando los coja la noche, igualmente seguir el instinto de Sacha, los perros son increíbles para avisar de los peligros.
Ya llevan cuatro días y tres noches, sentían un poco de agotamiento, los víveres escaseaban y la selva se volvía más oscura y fría, caminaban con cierta dificultad por lo espesa, cuando Sacha se puso como fiera y su pelaje se erizó, inmediatamente nos dimos cuenta que el peligro nos acechaba, Nepo nos hizo callar para poderse orientar y saber de dónde viene el peligro y efectivamente era un tigrillo, mientras Sacha y Nepo lo enfrentaban mi amigo y yo estábamos ya subidos en un árbol inmenso que casi no logramos bajarnos cuando había pasado el peligro.
Continuamos el camino llenos de susto, Nepo trataba de tranquilizarnos contándonos historias y de pronto nos vimos frente a un hermoso río de aguas claras, daba la apariencia de ser muy serenito, Nepo nos invitó a bañarnos y lo disfrutamos al máximo, tenía una cascada hermosa, estábamos felices y casi habíamos olvidado el incidente del tigrillo, cuando Nepo desde la orilla nos gritaba salgan-salgan-salgan, rápido; un inmenso cocodrilo venía a nuestro alcance, afortunadamente estábamos cerca de la orilla y salimos de ésta también ilesos.
Esa noche dormimos en medio de una fogata para evitar a los animales de toda clase que hay en ese lugar. Nepo nos despertó muy de madrugada y nos dio una gran noticia, sí no tenemos contratiempos al medio día estaremos en el caserío de la tribu que están investigando el señor Gringo y tu padre, se me había olvidado contarles que el patrón de mi papá era un americano.
Ese día no sentía cansancio y la ansiedad por llegar era inmensa, como si mi presentimiento fuera realidad, a medida que nos acercábamos se me hacía conocido el lugar, la disposición de las chozas, la forma como llevaban el agua, los sembrados, los animales que tenían, la vestimenta que llevaban, como en los sueños. Nepo era conocido y nos recibieron muy bien, nos ofrecieron chicha con yuca; nos presentaron y contábamos porque estábamos allá, un indígena de edad bastante avanzada empezó a hablar de una manera que mi amigo y yo no entendíamos, Nepo nos tradujo y sí mi padre estaba vivo, se estaba recuperando; pero estaba vivo, vivo…