Si pudiéramos viajar en una máquina del tiempo, veríamos que en retrospectiva el futuro lo estamos viviendo desde hace rato. Las diversas tecnologías que hoy existen son parte integral de nuestra vida diaria e incluso fueron la idea de alguien que pensó en cómo podría ser más fácil y práctico realizar determinadas funciones.

Vamos un momento al pasado: desde las antiguas civilizaciones, los seres humanos desarrollaron su capacidad inventiva al crear grandes herramientas para sus necesidades básicas como comer y dormir. Gracias a esto, unos años más adelante todos los avances que se dieron en materia de agricultura, transporte, vivienda y artesanía dieron paso a una revolución industrial, que marcó un antes y un después para el avance de la humanidad.

¿Sabías que la creación de la máquina a vapor y el surgimiento de las fábricas dieron pie a la automatización y producción en masa que tenemos hoy en día?

Por eso, si lo pensamos un poco, ahora no podríamos vivir sin el celular o sin cepillarnos los dientes, porque simplemente cada elemento cumple una función en este momento para nuestras vidas o rutinas diarias. La tecnología es eso, una mezcla de conocimiento científico, herramientas y técnicas que hacen la vida más simple, porque su función es resolver los problemas y necesidades básicas del hombre.

En discusiones constantes sobre las nuevas tecnologías que avanzan a gran rapidez como la inteligencia artificial, la realidad aumentada, los softwares, los hardware y demás sistemas, se cuestiona si las personas se volverán cada vez más perezosas, mediocres o dependientes.

Sin embargo, innovaciones digitales como la llegada internet, han permitido que el mundo esté interconectado y que se pueda tener a solo un clic múltiple información. La tecnología ha aumentado nuestra eficiencia y productividad, porque muchos modelos de trabajo cambiaron gracias a las posibilidades de mejora que representaba para las empresas.

En la BPP somos una casa abierta al diálogo que entre tiempos ha generado este tema. Además, porque no somos ajenos a la tecnología, que para quiénes nos visitan hacen más de 70 años, han podido ver como día a día, nos reinventamos sin olvidar nuestro pasado. ¿Es inevitable el cambio? Sí, porque todo el tiempo estamos en constante movimiento, el mundo está en constante creación, construcción, transformación y evolución.

Por eso, en nuestros corredores aún se siente la energía de esas primeras colecciones que habitaron las estanterías, la magia del patrimonio y la innovación de la tecnología. Hoy encontramos colecciones físicas y digitales; incluso somos la única biblioteca con

un museo: el Museo Cámara de Maravillas, un espacio que nos cuenta porque nuestro patrimonio es invaluable, patrimonio que habita en nuestra Torre de la Memoria, ese lugar que resguarda la Sala Antioquia y nuestro Archivo Fotográfico, la memoria de la ciudad que sería imposible conservar sin un proyecto como la Biblioteca Digital de Medellín: Cosmoteca Lapiloto y el equipo de Análisis y Digitalización que permite que el pasado viva en el futuro.