En 1932 el fotógrafo Benjamín de la Calle realizó el siguiente registro de una madre con su recién nacido fallecido. Presentamos esta imagen acompañada de una descripción fúnebre a cargo de Eladio Gónima de su texto: “Apuntes para la historia del teatro de Medellín y vejeces de 1909”.
Clementina Duque e hija, 1932. Benjamín de la Calle. Archivo fotográfico Biblioteca Pública Piloto.
En 1932 el fotógrafo Benjamín de la Calle realizó el siguiente registro de una madre con su recién nacido fallecido. Presentamos esta imagen acompañada de una descripción fúnebre a cargo de Eladio Gónima de su texto: “Apuntes para la historia del teatro de Medellín y vejeces de 1909”.
“Moría un niño, lo adornaban lo mejor que podían, le ponían alas de papel ó linón para que pudiera volar al espacio, le ajustaban zapatos para que no se entunara en el camino, y luego se invitaba á los amigos para el velorio, el que se reducía á bailar la guavina y las vuelta, hasta el día siguiente que los espantaba el sol, luego una amiga ó una vecina prestaba el cadáver del angelito, lo llevaba á su casa, y nueva noche de jolgorio, y así iba pasando de casa en casa, hasta que la descomposición obligaba a los padres á tomar el camino del cementerio. Generalmente las gentes estaban imbuídas en la preocupación de que el alma del angelito no entraba al cielo si no se le bailaba muchísimo. La llevada al camposanto era otra fiesta. Se conducía el cuerpo con tambor y chirimía, algo de música y cohetes.”
Eladio Gónima. Apuntes para la historia del teatro de Medellín y vejeces, 1909.
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