Luis Enrique Osorio, escritor bogotano, era un convencido del arte nacional y por eso se pensó un espacio en el que lograra incentivarlo, promoverlo y transmitirlo por medio de la creación literaria de novelas cortas.
Así nace La Novela Semanal a principios de 1923, contando con una serie de colaboradores de buena pluma que permitieron la publicación de la revista semana tras semana, por dos años seguidos. El director acusa a la oposición intelectual y a la falta de apoyo institucional como los culpables de la suspensión de la revista. Sin embargo, es al parecer la falta de dinero la que directamente lo obliga a terminar con la publicación.
Circunstancia que tiene mucho que ver con el clima hostil al que él se refiere en su nota de despedida, esgrimiendo que en una ciudad como Bogotá, llena de prejuicios, nadie puede sostener una revista como La Novela Semanal.
Años después (1928) el director retomará su labor, tras haber llegado de Europa con nuevas ideas y se instala en una ciudad al parecer más amena (Barranquilla) en la tarea de construir colectivamente un arte nacional. Sin embargo, los ánimos le duran aproximadamente dos años más.