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Juan José Hoyos Naranjo, maestro del oficio más bello del mundo

La Piloto le dio su primera identidad como lector a los 10 años.

A Juan José Hoyos Naranjo  lo conocí en la Universidad de Antioquia, como docente y maestro de periodismo, sus clases estaban llenas de recursos y de historias que solo un hábil pedagogo sabe  llevar y conducir. Su capacidad de enamorarnos en el periodismo y sus técnicas las combinaba a la perfección con la escritura creativa, las  anécdotas de vida y de las experiencias recogidas por un  hábil lector.

En el 2017 recibió el Premio Nacional de Periodismo Simon Bolivar.  “El jurado reconoció con este premio al periodista y escritor antioqueño, por haber  dedicado más de 40 años de su vida al oficio periodístico, literario —que en su obra están indisolublemente unidos— y a la enseñanza del periodismo.”

En su discurso de aceptación de tan distinguido reconocimiento, Juan José Hoyos  dejó salir algunos datos de su venida al mundo en medio de abuelos músicos y pedagogos: 

“Voy a contarles una historia. Llamémosla mi historia. Nací en la década del cincuenta en una familia de campesinos del oriente de Antioquia. Mi abuelo materno se llamaba Antonio Naranjo y era músico y maestro. Mi abuelo paterno se llamaba Juan de Jesús Hoyos. La gente lo llamaba Juanito. También era maestro y dedicó su vida  a formar maestros para las escuelas de esa región. Era conservador en el buen sentido de la palabra: no un hombre recalcitrante, ni racista, ni fanático. Sentía como iguales a los que eran distintos y respetaba su forma de pensar. Todos sus hijos fueron liberales: hombres y mujeres de corazón limpio que amaban la libertad. Él los respetó no solo en su elección política, sino en su forma de ver la vida. Uno de ellos fue Mario Hoyos, mi padre. En 1934, él se casó con la única mujer que amó en su vida. Se llamaba Ana Luzmila Naranjo. La enamoró a punta de serenatas. Lo cual quiere decir que la música ha sido parte fundamental de mi vida  desde antes de mi nacimiento.”

 Como lo diría su colega de la Universidad de Oxford, Walter Pater “todas las artes aspiran a la condición de música” y esa aspiración estará presente en la obra literaria del escritor y periodista antioqueño. Son algunas constantes de su escritos, las alusiones a lugares de tango en Medellín como el recordado Patio del Tango y la bonita esquina del Homero Manzi; además son personajes recurrentes a sus crónicas y reportajes la figura de Gardel, el lenguaje vivificante del lunfardo y la bohemia melómana y nocturna de la ciudad.  

Hoyos navega por las aguas del periodismo y la literatura al igual que sus predecesores: 

John Reed, Truman Capote y Garcia Marquez. Dedicó parte de su tiempo  a los más jóvenes para brindarles algunas claves y  enseñanzas del oficio y la literatura.  “A escribir no nos enseñó porque el maestro sabía y decía, que nadie enseña a escribir más que el oficio, la lectura  y la práctica.” Muchos en la Universidad de Antioquia recuerdan el tertuliadero que por años propició el pedagogo para  sus discípulos en el Club de Lectura John Reed. 

En 1994 recibe el Premio Nacional de Periodismo German Arciniegas por su libro “El oro y la sangre”, obra indispensable para entender los atropellos y abusos contra las comunidades indígenas embera del Chocó 

Así se referirá sobre esta obra la periodista colombiana Silvia Galvis (1945-2009) en una columna publicada en El Espectador, el 19 de septiembre de 1994: “El oro y la sangre comienza en 1975, cuando un grupo de indígenas embera, en el Alto Andágueda en el Chocó, descubre una mina de oro y cuando quiere denunciarla, el hacendado blanco la reclama como suya. Ahí revientan los enfrentamientos. El hacendado acosa de cien maneras ilegales (con la complicidad del inspector de policía, del alcalde, del juez), y atropella a indígenas y asalta sus caseríos y comete los infaltables asesinatos de mujeres y niños…”.

Igualmente Marianne Ponsford, reconocida editora y escritora en medios como Arcadia y el Mal Pensante, se referirá a  la obra y estilo de Hoyos:  “Hay una envidiable transparencia en la escritura de Hoyos. Algo genuino y tranquilo, ajeno a toda rimbombancia, a toda afectación, y sin embargo nada frágil. Porque la sencillez parece aquí un puerto de llegada y no una bandera intencional de partida.”

La crítica literaria  también hablará de los encuentros del escritor, con los libros y la biblioteca pública:  

“Con su carné de lector de la Biblioteca Pública Piloto, antes de cumplir los diez años, Hoyos parece haber pasado su infancia y su adolescencia entre libros. Parece haber dormido entre páginas antes que entre sábanas. Fue el niño que, para asombro de su madre, optó por los molinos de viento del Quijote antes que por el viento que elevaba las cometas de sus amigos en la calle. Y Hoyos el hombre que sabe que no hay mejor conversación que aquella que nos proporcionan los buenos libros.

Por varios años combinó la docencia con la corresponsalía periodística para diarios como El Tiempo y sus columnas permanentes en el diario El Colombiano. Es uno de esos maestros que no se apartan de la realidad del oficio y que sabía, Juan José es profesor jubilado de la Universidad de Antioquia,   que con ella enriqueció su senda de enseñanza de formador de periodistas.   

Como director y editor de la Revista Universidad de Antioquia, una de las publicaciones universitarias más constantes y de largo prestigio, a la que le  volvió a dar su perfil   de publicación literaria y de temas de interés de la comunidades académicas en diversas disciplinas.  

Ha publicado las novelas: Tuyo es mi corazón y El cielo que perdimos. Y los libros de reportajes: Sentir que es un soplo la vida; El oro y la sangre; Un pionero del reportaje en Colombia. Francisco de Paula Muñoz y El crimen de Aguacatal; Viendo caer las flores de los guayacanes y El libro de la vida. También ha publicado libros como: Escribiendo historias. El arte y el oficio de narrar en el periodismo y La pasión de contar. El periodismo narrativo en Colombia 1638-2000, libro que contiene una profunda investigación sobre el periodismo narrativo en nuestro país y una selección de textos de más de cien autores.

En los últimos años Juan José Hoyos ha sido invitado a eventos como el Festival GABO y diferentes espacios de orden académico, como el encuentro con estudiantes de periodismo que realizaría en la  Universidad del Norte y en otros espacios donde son  reconocidos sus trabajos y trayectoria. 

El maestro de la crónica  recuerda la promesa incumplida al maestro de la literatura  Ernesto Sábato, de abandonar el periodismo para no corromper más el alma; pero como los navegantes que saben cruzar sus barcos por distintas aguas, sus viajes por el mundo de las palabras y las letras, sus pensamientos e ideas siguen  fluyendo y navegando por esas dos aguas.  Recordando a otro grande como Cepeda Samudio, Juan José Hoyos expresa que el periodismo narrativo es pura literatura de urgencia. Por esta razón, no siente remordimiento: “No me avergüenzo de seguir ganándome la vida haciendo literatura de urgencia”.

Como  lo dejó  evidenciado  la noche del Premio Simón Bolívar, cuando finalizó su discurso: “Para Camus el periodista es, ante todo, un ser humano, dotado de ideas y sentimientos y comprometido con los hombres: es la voz de la humanidad que no puede hablar en voz alta. ¿No es esta una razón suficiente para decir que este es el oficio más bello del mundo?”.

Ahora aquí, desde la biblioteca que lo vio crecer, desde los espacios que lo vieron formarse como lector y donde en más de una ocasión habló con su voz suave y cálida de periodismo, o de acompañante de  su amigo Manuel Mejía, para  hablar de tango, de géneros periodísticos o   en un seminario o conferencia siempre enseñando, siempre compartiendo. Así recordamos y valoramos la trayectoria y vida del profe Juan José, que vive entre nosotros. 

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