Gonzalo Arango Arias nació el 18 de enero de 1931 en Andes (Antioquia), municipio asentado en el suroeste de esta región. Gonzalo fue escritor, poeta y periodista. Siendo muy joven viajó de su pueblo a Medellín para realizar sus estudios de secundaria en el Liceo Antioqueño. Ingresó a la facultad de derecho de la Universidad de Antioquia, lugar donde combinaba el derecho con el oficio bibliotecario, y luego de dos años de estudio abandonó su carrera, defraudado de las leyes. Viéndose libre de compromisos académicos emprendió un amplio recorrido como autodidacta por la literatura y el arte contemporáneo del siglo XX.
En 1958 fundó el nadaísmo, movimiento sincrético de vanguardia artística y filosófica que conmocionaría la pacata conservadora y moral sociedad colombiana. Aquel sería un período en que otra de las múltiples violencias de Colombia precipitó un éxodo poblacional del campo a la ciudad.
Para fundar el movimiento Gonzalo Arango convocó a sus amigos al parque Berrío de Medellín, en donde leyó un discurso contra Miguel de Cervantes escrito en papel higiénico, además quemó los libros de su propia biblioteca. Gracias a sus contactos con la prensa nacional, pues había sido colaborador como articulista para El Tiempo, el diario reprodujo el manifiesto, y varios jóvenes se unieron al movimiento: algunos por profundas convicciones, otros atraídos por la irreverencia y la provocación. “Jóvenes que desertarían de empleos y seminarios para solicitar su ingreso en la nueva religión. Jóvenes que en muchos casos habrían de conocer reformatorios y clínicas siquiátricas en aras de su nueva fe”, así los definió el poeta Juan Gustavo Cobo Borda en una monografía sobre el nadaísmo. De la obra escrita de Gonzalo Arango Arias se pueden apreciar ensayos, obras para teatro, poesía, artículos de opinión y narrativa.
En 1959 se organiza en Medellín el Congreso Nacional de Escritores Católicos, y entre los invitados está el maestro Eduardo Carranza.
Rápidamente Gonzalo y sus amigos preparan un manifiesto convertido en volante en el mimeógrafo de un amigo. A continuación les compartimos unos apartes de ese manifiesto:
“…ustedes ya atentaron bastante contra la libertad y la razón. ahora les decimos ¡basta! basta de inquisiciones, basta de intrigas políticas, basta de sofismas, basta de verdades reveladas, basta de morales basadas en el terror de satanás. […] ustedes fracasaron. ¿qué nos dejan después de tantos años de “pensamiento católico”? esto: un pueblo miserable, ignorante, hambriento, servil, explotado, fetichista, criminal, bruto. ese es el producto de sus sermones sobre la moral […] nadaístas contra los escribas y fariseos.”
Para sorpresa de sus seguidores, el extrovertido escritor, poeta y periodista abandona el nadaísmo en 1970, acto que fue considerado por los mismos como una traición a los ideales del movimiento. Ya en 1968 había hecho un escrito en el cual exaltaba la figura del presidente Carlos Lleras Restrepo, lo que causó una desaprobación de los nadaístas. Así comienza la separación entre el fundador y lo fundado hasta el día de su muerte. Hoy en la Biblioteca Pública Piloto les traemos un texto recomendado: Medellín a solas contigo.
Un bus me deja a mitad de camino. Por treinta centavos compro quince minutos de paisaje. A la montaña subo a pie, jadeando de calor hasta coronar la cumbre. A la casa donde voy se entra por una avenida de rosas cuyos botones estallaron esta tarde al sol. Todavía, en el perfume del aire, mi carne percibe la cópula de la naturaleza.
La visión de la ciudad es espléndida desde esta altura. Puede pensarse en un paisaje ideal para místicos, pero aquí viven los industriales antioqueños.
Todavía no tomé una copa, y ya estoy ebrio. La voluptuosidad del aire emborracha mis sentidos. Me niego a beber para conservarme lúcido, y gozar este paisaje fascinante tan parecido a la gloria. Para empezar, un jugo de moras. Leer más
Gonzalo Arango Arias muere un 25 de septiembre del año de 1976. Por eso en este mes recordamos su vida y obra. Su legado. Su visión loca y genial de la vida. Su infinita extravagancia. A Gonzalo Arango le debemos la nada y el todo. El renacer de la palabra. Descubre su obra en tu Biblioteca Pública más cercana.